miércoles, 21 de diciembre de 2011

LA NAVIDAD Y EL COLOR

 La Navidad, como todos sabemos, es una fiesta cristiana. El día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345. Será en tiempos de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno cuándo se proclama el 25 de Diciembre.

De esta manera la Iglesia reconvierte la primitiva fiesta pagana de la celebración del solsticio de invierno y llegada de la primavera en una fiesta religiosa.

En la Edad Media se incorporan los Villancicos y el Nacimiento. Tras un largo periodo de prohibición los rituales desaparecieron hasta la época Victoriana y por tanto no será hasta el siglo XIX, cuando se incorpore el árbol de navidad, perteneciente a las zonas germanas, tradición que se extiende por toda Europa.

Las tarjetas de Navidad no se comienzan a utilizar hasta 1870, siendo en Londres en 1846 la primera que se imprima.

Aunque la leyenda de San Nicolás sea antigüa (procedente del medievo), Sta Claus con el trineo y los juguetes es una invención estadounidense.

Nosotros, compartimos nuestras tradiciones autóctonas con las que adoptamos de otros lugares, de otras tradiciones y engalanamos las casas, para recibir a nuestras familias y amigos; los comercios, para atraer a nuestras compras y el exceso que hacemos; las calles…todo luce con un gran derroche de iluminación, de color, de adornos expresamente diseñados para estas fiestas, incluso el sonido nos invade con el continuo(a veces machaqueo) cantar de los villancicos. Todo se prepara para la Navidad. Quizás este año todo sea más comedido dadas las circunstancias.

Vivimos en un mundo multicolor, y el color afecta a nuestras vidas en algo más que la percepción visual, ya que actúa de inmediato en nuestra psique creando sensaciones que acto seguido se derivan a nuestra experiencia.

Si hablamos sobre el color de la Navidad inmediatamente recurrimos al blanco como símbolo de nieve, invierno, frío, pero más allá de lo tangible representa el color del bien y de la perfección, de lo femenino, del comienzo.El rojo es el color de la alegría que combinado con el oro y el verde simboliza el amor, la salud y el dinero, es la combinación de la felicidad. San Nicolás y Santa Claus visten de rojo no por casualidad. En China el rojo es más que un color, es una “idea” que se identifica con la felicidad.


El verde es el color de la naturaleza y lo natural, de la vida, la salud, de la esperanza, de la fertilidad (alude a nuevos propósitos, a la renovación…).

Además incorporamos notas de oro y plata, (metales nobles), para dar un carácter de opulencia y de valor, que combinan perfectamente con los colores antes descritos.

El oro es más que un color, representa la belleza y la felicidad, por si mismo y, como he dicho antes, combinando con el rojo, representa el lujo y la riqueza pero también representa la fidelidad, la amistad, la honradez y la confianza. Pero aún se puede llegar más lejos, pues simboliza la luz supraterrenal dentro de la expresión de la pintura medieval. Representa la grandiosidad y el poder, y es el atributo del bien y de lo bueno.

El color plata se vincula a la noche y sus fuerzas mágicas. Es el color de la discreción, que forma parte de la elegancia. Es un color invernal, frío, introvertido y se mantiene distante. Representa el concepto de “lo moderno”.

Estos, podríamos decir que son los colores por excelencia de la Navidad

En la necesidad consumista de crear nuevas tendencias, de romper con lo clásico lindando con las modas vanguardistas, en un intento de originalidad que deja al margen todo color que nos puede suscitar la idea tradicional de la Navidad, hace varios años se introdujo el negro en la moda haciéndose extensivo en los adornos tradicionales de navidad


El negro en bolas navideñas de gran tamaño, árboles completos, guirnaldas...a veces en contraste con el blanco o el dorado o el plata.

 
Desde el sentido estricto de la Navidad: lo hogareño, lo bucólico, lo cercano, lo bondadoso, en general toda idea romántica y familiar que va impregnada en nuestra tradición, y que llevamos en nuestra herencia, el negro, no tiene cabida, por supuesto.


Pero si analizamos la sociedad en que vivimos, cada vez más individualista y dónde la apariencia es lo que prima, el negro rescata, o le da cabida a un sector que carece de sentimentalismos y el pragmatismo, unido al distanciamiento evoca la fiesta tradicional en otra dimensión. Entonces, el "color" negro, carente de sensaciones dulces o cercanas, se impone debido a que cada vez más vamos soltando lastre de nuestros arraigos heredados y cuanto más liberados se sienten de ellas las nuevas generaciones va imponiéndose como el color de lo radical, de lo novedoso, sin pudor impera lo que hay quien podría denominar pagano.

El negro descargado de connotaciones históricas, se convierte en el color más objetivo, el favorito de diseñadores, el color de la moda mundial. Es el color de la elegancia, porque precisamente por la ausencia de cromatismo luce por si mismo por lo que es, sin más gracia, sin más adorno. En un mundo lleno de color se expresa en un gran contraste con el entorno.

Si lo acompañamos de otros colores, acentúa su fuerza. Desde el punto de vista de lo psicológico combinado a la vez con plata, oro y blanco acentúa la elegancia.; y negro-dorado y rojo: el poder.

En los escaparates expuesto, da un salto a la Noche Buena para invitarnos a la fiesta de la entrada del Nuevo Año, que hay que recibir con las mejores galas, preparando la antesala de la fortuna que esperamos recibir.

Aunque la moda se extiende a todos los gustos, pues puedes encontrar árboles y adornos en prácticamente todos los tonos, para los que quieran ser más radicales.

De una manera u otra seguramente, al final, nos decantaremos para la decoración de nuestros hogares por lo conocido, por lo familiar, dejando la innovación a la decoración comercial que cumple un objetivo concreto.


 Y siguiendo con la tendencia generalizada os recomiendo, que si queréis darle un carácter elegante a vuestra decoración elijáis uno o dos tonos para decorar el árbol, con objetos concretos y elegidos, sueltos y sin exceso, de esta manera creareis ligereza, y estilo.
Y a los que pongáis el tradicional Belén, os podéis permitir el lujo de dar rienda suelta a la creatividad para representar con el mayor realismo todos los elementos que lo constituyen, pero aquí entramos en un terreno a parte, que tiene una tradición muy arraigada en los Países Mediterráneos y que es un verdadero arte.

Que llenéis vuestras casas de color, confort y armonía.

Feliz Navidad





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